Anu

Anu, el dios sumerio

El ser conocido como An o Anu (por los acadios) es el dios del cielo, amo de las constelaciones y rey de los dioses. Su propio nombre An significa Cielo y está casado con la diosa Ki, que significa Tierra. Ambos vivían en lo más alto de los Cielos. Se decía que tenía el poder de juzgar a todos los delincuentes y que había creado a las estrellas para que le sirvieran como ejército.

Es uno de los dioses más antiguos de la mitología mesopotámica, si no el más antiguo. Empezó a ser alabado por los sumerios, aunque con el paso de los siglos y de las distintas dinastías que dominaron Mesopotamia, empezó a sincretizarse con otros dioses, hasta fusionarse totalmente con Marduk y con Assur. Ambos dioses babilónicos.

Formaba parte de una tríada de dioses junto a sus dos hijos: Enlil y Enki, los Anunnaki, los Hijos de Anu y de Ki. Enlil era dios del viento y la atmósfera (En = Señor; Lil = viento) y Enki de la tierra y lo que sucede en ella (En = Señor; Ki = Tierra), por lo que también era el encargado de crear a la raza humana. A Anu se le relacionaba con la tiara real y el cetro de mando.

Durante el período sumerio fue la deidad principal del panteón, y aunque posteriormente perdiese fuerza y fuera sincretizado con deidades regionales como Assur, siempre tuvo un papel preponderante como demiurgo o creador original del universo. En el primer período era un dios de culto exclusivo de la clase dominante, pues consideraban que su poder venía directamente de este dios. Así pues, solo los monarcas podían invocarlo y no así el pueblo llano.

Anu en la mitología

La mitología mesopotámica es increíblemente extensa y ha sido sujeta a innumerables cambios, fusiones y sincretizaciones a lo largo de toda su historia. Por esta razón, Anu aparece como diferentes personajes a lo largo de los mitos, a continuación veremos algunos de ellos, y si ya has pasado algún tiempo con nosotros en Todomitologia.com seguramente reconozcas ciertas características de otras mitologías.

Anu en el Mito de la Creación Sumerio

La principal fuente de este mito se encuentra en el prólogo de la épica de Gilgamesh, el poema épico más antiguo del que se tiene registro.

Al principio de todo solo existía un caos primigenio, en el cual solo existía un océano inconmensurable llamada Nammu (Tiamat para los babilonios). Nammu dio a luz a Anu, el cielo, y a Ki, la Tierra, que emergió del mar y tocó el propio cielo. Así Anu y Ki se aparearon y produjeron a Enlil, el viento, que separó el cielo de la tierra y convirtió esta en su dominio.

En la mitología sumeria se pensaba que la tierra era plana y estaba cubierta por tres domos, cada uno hecho de una piedra de un color distinto. El más alto de estos domos estaría hecho de una piedra rojiza y fuera de estos domos reposaba Nammu, el océano primordial y el propio Anu, en lo más alto de los Cielos.

En la Épica de Gilgamesh

Anu aparece en un fragmento del poema épico de Gilgamesh, cuando su hija, la diosa Ishtar (Inanna en sumerio) trata de seducir a Gilgamesh. No obstante, Gilgamesh rechaza los intentos de la diosa del amor e Ishtar acude, furiosa, a los Cielos a ver a su padre Anu. Ella alega que el héroe le ha insultado y Anu le responde que por qué no se enfrenta a él directamente. Ishtar entonces le pide que le otorgue a la mitológica bestia el Toro de los Cielos.

En caso de ser rechazada la propuesta, Ishtar jura descender al Inframundo y romper sus puertas para que los muertos devoren a los vivos. Anu le concede su deseo a su hija. Ishtar utilizará el toro para enviarlo contra Gilgamesh.

En el mito de Adapa

Anu se percata de que el viento del sur no había soplado durante siete días. Anu le pregunta a su visir a qué se debe esto, y este (Ilabrat) le responde que Adapa, sacerdote de Ea (nombre oriental de Enki) había roto el ala de viento del sur. Anu se pone furioso y reclama que Adapa sea convocado ante él. Antes de partir a los cielos, Enki advierte a Adapa de que no pruebe la comida y bebida de los dioses, pues está envenenada.

Adapa llega a la corte antes que Anu y allí explica que se encontraba pescando para Enki en un barco y una terrible tormenta se estaba formando. Adapa se vio obligado a romper el ala del viento del sur para evitar que su barco se hundiera y poder cumplir así su deber para con el dios.

Los dioses Dumuzid y Ningishzida hablaron en favor de Adapa y esto aplacó la cólera de Anu y este decidió ofrecerle comida y bebida que contenía el don de la inmortalidad, en lugar del veneno que habían preparado. No obstante, Adapa siguió el consejo de Enki y decidió no probar bocado. Anu se sintió disgustado por esto y envió a Adapa a la Tierra. Muchos antropólogos e historiadores ven en este mito el germen del relato hebreo de Adán y Eva y la fruta prohibida.

En la Mitología Hitita

Los Hititas fueron uno de los primeros pueblos indoeuropeos que migraron desde la estepa hacia otros lugares, concretamente hacia Anatolia. En la mitología hitita podemos observar un hecho recurrente en los relatos de otros pueblos indoeuropeos como los griegos, los romanos, los vikingos o los indo-arios, la lucha entre varios grupos de dioses, los más antiguos y los más modernos. En muchas ocasiones con historias de parricidios y castraciones. En este caso cuenta así:

Derroca a su padre Alalu y se autoproclama amo y señor de todo el Universo. Posteriormente Anu debería sufrir el mismo destino a manos de su propio hijo Kumarbi. Anu intenta huir, pero Kumarbi le arranca de un bocado los genitales a su padre y se los traga. Kumarbi entonces destierra a Anu y a los antiguos dioses (que los hititas sincretizaron con los Anunnaki), que ayudaron a su padre, al Inframundo. Sin embargo, como resultado, Kumarbi queda embarazado de su propio padre y da a luz a cinco hijos. Uno de sus vástagos, Teshub, lo derrocará y vengará así la humillación, el derrocamiento y castración de Anu, que es su otro padre.

Este mito es extremadamente parecido al descrito en la Teogonía de Hesíodo, en el que se establece el asesinato de Urano por su hijo Crono, que también castra a su padre, y el de este por Zeus. Se cree que pudo servir como relato fundacional para la propia mitología griega.