Cancerbero. Imagen de Vika Mikhaylova
El cancerbero es el vigilante de la puerta que conecta el chato de los seres vivos con el Hades.
El Hades es una zona lúgubre donde reinan Perséfone y Hades, los mandatarios de la ultratumba, y es el sitio donde van las ánimas de los fallecidos. El cancerbero se hace cargo de forma contundente de que ningún mortal pase al chato de los fallecidos y de que ningún fantasma pase al chato de los vivos.
Es un ser realmente feroz con la manera de un perro de tres cabezas y una cola con víboras. Los ojos son colorados y están alumbrados por una luz sobrehumano. De sus colmillos se desprende un veneno negro y mortal.
Es inquietante por su fuerza y su agresividad en el momento de controlar la puerta que tiene encomendada. Todas sus cabezas tiene afilados colmillos y, además de esto, acostumbra asistirse con las víboras de su cola para ejercer constricción sobre los seres a los que se encara.
Cancerbero observando a las ánimas. Imagen de Simon Eckert
Tiene 2 puntos enclenques; la miel y la música. Por increíble que parezca, la música amansa a las fieras y, por consiguiente, asimismo al cancerbero, que solo fué vencido en un par de ocasiones. Una de ellas fue Orfeo que encantó al cerbero con la música de su lira, dejándolo sumido en un dulce sueño. La segunda vez fue Hércules que, con su fuerza desmesurado, logró torcer al animal y encadenarlo, logrando de este modo entre los “12 trabajos de Hércules”.
La miel es la otra debilidad del perro guardián. Los pocos que consiguieron ver al cerbero y han vuelto cuentan que solo con tortas de miel se logra aplacar al feroz animal. Si un viajero no transporta una aceptable provisión de tortas de miel el cancerbero se lanzará al ataque y el mortal va a quedar a merced del perro para toda la vida.