Cang Jie es realmente importante para la mitología china porque es el responsable de crear la escritura para los chinos. Como pasa con muchos otros personajes de la mitología y la historia de China, este no es reconocido como un personaje que verdaderamente existió, de manera que no es a él solamente a quien se le atribuye la creación de los caracteres chinos. De hecho, él es considerado como el padre mitológico de estos caracteres.
Para la mitología china, CangJie es representado como un hombre de mediana edad que tiene cuatro ojos y ocho pupilas. La creencia en torno a este personaje detalla que cuando creó los caracteres chinos, las deidades y los fantasmas bramaron y del cielo comenzó a llover mijo. El mijo es un compendio de pequeñas semillas de diferentes cereales.
Un método de escritura digital que se compone de caracteres chinos fue bautizado Cang Jie en honor a este personaje mitológico tan importante para la cultura popular china.
El descontento del Emperador Amarillo
El mito sobre la creación mitológica de los caracteres chinos comienza con el descontento del Emperador Amarillo por no tener una forma efectiva de comunicarse con un lenguaje escrito y que fuese comprensible y manejado por todos sus ministros y por todos los habitantes del territorio chino.
Además, el Emperador Amarillo estaba descontento porque su método de registro de información haciendo uso de nudos en las cuerdas, era un completo fracaso. Así que buscó a Cang Jie y le colocó la tarea de conseguir un sistema de caracteres que sirviera para comunicarse de forma escrita. Cang Jie, por supuesto, acató la orden y aceptó el reto.
Cang Jie sin inspiración
Decidido a cumplir con la tarea que le encomendó el rey, Cang Jie se sentó en la rivera de un río y comenzó a pensar cómo hacer para generar este nuevo sistema de caracteres que le había pedido el Emperador Amarillo. No había nada que le produjera la más mínima inspiración para crear algo.
Cang Jie no tenía idea por dónde empezar y realmente no quería fallarle al emperador. En determinado momento, una gran ave Fénix sobrevolaba el lago donde Cang Jie se encontraba pensando. El ave llevaba algo en su boca pero CangJie no tenía ni la más mínima idea de qué se trataba, hasta que el animal dejó caer el objeto al suelo.
El padre de los caracteres recogió el trozo de material que llevaba el ave y notó que tenía inscrita alguna especie de jeroglífico que él no reconocía. Cerca del lugar había un cazador nativo y CangJie le pidió que analizara de qué criatura era aquella huella.
Al revisar el objeto, el cazador aseguró que se trataba de un Pixiu (que es otra criatura mitológica), porque no se parecía a la de ninguna otra criatura viva. En ese momento Cang Jie tuvo la gran idea sobre la creación del nuevo sistema de caracteres chinos. ¿Qué tal si consiguiera plasmar las características de cada una de las cosas que nos rodean? De esa forma habría una nomenclatura, un diagrama para cada cosa.
Con esa idea en la mente, Cang Jie se sentó nuevamente a pensar y a fijarse, ahora sí, en cada cosa que miraba, los detalles que tenía aquella cosa, elemento o persona, para hacer un dibujo similar y utilizarlo como carácter especial para ese objeto. Cang Jie estuvo simplemente observando cada uno de los elementos que le rodeaban y fue elaborando cada vez más dibujos.
Al cabo de un tiempo, ya Cang Jie tenía una gran lista, con lo que se podría decir que fue el primer compendio de palabras del nuevo sistema de registro de información para el Emperador. Éste encantado y regocijado por el trabajo, pidió a todos los gobernantes del territorio, que fueran a hablar con Cang Jie para que les enseñara el nuevo idioma.