Una de las características más interesantes para resaltar de Chaac es que esta deidad se puede encontrar en todo el imaginario mexicano, tanto en la cultura maya como en otras culturas como la mexica y la zapoteca.
Chaac es entonces es dios de la lluvia y por ende del agua, así que también está estrechamente relacionado con otras labores de la mitología, por ejemplo con las cosechas, con el período de siembra y con la sequía que pone de cabeza a los pueblos mexicanos, y sobre todo, a los mayas.
Los dioses que son similares a el Dios Chaac en otras culturas como la mexica y como la zapoteca son Tláloc en la primera de ella, y Pitao Cocijo en la segunda.
Representación de Chaac
Algo bien importante de resaltar sobre este dios es que era representado con una trompa de elefante que estaba por lo general erguida. Es probable que su culto haya sido inculcado por otras doctrinas como la teotihuacana.
A Chaac se le invoca para asegurar las buenas cosechas en la comarca o en los pueblos originarios, principalmente los pueblos mayas. Su residencia, según la mitología maya era en las cuevas, lo que quiere decir que es un ser que se ubicaba siempre en la entrada al inframundo.
Se le solía invocar para que enviara el agua debido a las grandes fallas de agua y recursos fluviales cerca de la península de Yucatán, lo que hacía que las cosechas fuesen un poco más complicadas de darse, y por consecuencia, haciendo que los pobladores sufrieran los embates del hambre.
Al mejor estilo de la cultura hindú, esta divinidad es representado popularmente como cuatro dioses con enfoque en un punto cardinal cada uno. Todos cuentan con un nombre y color específico.
El color amarillo era representado por Kan Xib Chaac, o también llamado como Chaac del Sur. El norte estaba identificado por el color blanco y su nombre es Sac Xib Chaac. El este se denomina como Chac Xib Chaac y su color representativo es el rojo. Finalmente el oeste es conocido como Ek Xib Chaac y su color es el negro.
Por lo general se suele inmortalizar su imagen como un personaje viejo con una apariencia similar a un anfibio o reptil, su nariz es larga y curva y además carga un hacha que representa el trueno. En muchas ocasiones se suele decir que el animal que más le representa es el sapo o la rana.
Culto a Chaac
Anteriormente el culto a esta deidad era bastante común entre los pobladores mayas y fieles creyentes de la religión propia de esta cultura, sin embargo, con la llegada de los sacerdotes y misioneros cristianos, esta doctrina de enseñanza y fe, cambió.
El cristianismo enseñó a los indígenas a alabar a otro tipo de dios para cada uno de los rituales que ellos estaban acostumbrados a rendir pleitesía, entre ellos, a este bastión maya. Desde entonces el culto a la divinidad se evangelizó y se cambió la forma de pedirle favores.
Ahora Chaac es la contraparte indígena de Santo Tomás, según el sincretismo de la religión maya con la religión católica. En el cristianismo Santo Tomás era uno de los doce apóstoles de Jesucristo, y fue, según la tradición cristiana, primo segundo de Cristo, Jesús.
Volviendo a la mitología de nuestro dios en cuestión, en la actualidad sus representaciones se pueden apreciar en diversos lugares del paisaje mexicano, entre ellos Uxmal, Sayil, Kabáh o Chichén Itzá.
Según la mitología maya, el dios Chaac es hermano del dios del sol y cometió adulterio con la esposa de éste, así que lo que produce la lluvia es su llanto al sentirse culpable por lo que hizo con la esposa de su propio hermano.