Chalchiuhtlicue es la diosa azteca de los ríos y de los arroyos, así como también de todas las corrientes de agua dulce que cunden la tierra. Su nombre quiere decir “la que tiene la falda de piedras preciosas”, aunque otro de los nombres con los que era asociada era como Matlacueye, que quiere decir “la de la falda verde”.
El propio nombre de “la de la falda verde”, si se toma en cuenta que el nombre principal (Chalchiuhtlicue), podemos inferir que la falda de piedras preciosas a las que se referían los aztecas y mexicas eran precisamente esmeraldas.
Familia y otras características de Chalchiuhtlicue
Algunos textos aseguran que Chalchiuhtlicue era la esposa de Tláloc, el dios de la lluvia, aunque en algunas otras historias se expresa que puede ser la hermana del mismo dios, todo depende de la literatura donde se investigue la historia. Tuvo un hijo, el joven hermoso y rico Tecciztecatl, que fue uno de los propuestos como candidatos para ser el quinto sol, vencido finalmente por Nanahuatzin, para convertirse finalmente en la luna, en lugar del sol.
Chalchiuhtlicue fue la segunda esposa del Tláloc, el dios de la lluvia, quien en un primer momento desposó a Xochiquetzal, la diosa de las flores, así como también del “bien querer”. Lo que ocurrió fue que su primera esposa le fue arrebatada por las acciones de Tezcatlipoca que la secuestró, en consecuencia conquistó el amor de la diosa de las aguas y se casó con ella.
Esta diosa estaba relacionada estrechamente solo con el agua dulce, ya que los aztecas y mexicas tenían a otra diosa dentro del panteón azteca, para proteger las aguas saladas y reinar sobre ellas. Un dato interesante de la diosa Chalchiuhtlicue es que también era protectora de los nacimientos y de los niños pequeños.
Los nativos hacían diversos rituales en torno a esta diosa que la interpretaban como benévola. Uno de estos rituales realmente importantes era la costumbre de lavar la boca de un bebé recién nacido, con agua dulce, que según se entendía era el agua de la diosa Chalchiuhtlicue.
En la mitología azteca se pensaba que al hacer esta acción, aseguraban que el bebé no tuviese mala suerte, y alejaban todas las cosas negativas que pudieran recaer sobre la pequeña criatura. Pero, pese a que era reconocida como la diosa de los nacimientos y con tantas características tan buenas y benefactoras, esta diosa también era capaz de traer la destrucción al mundo.
Chalchiuhtlicue regente del cuarto sol, el del agua
Según cuentan las leyendas mexicas, esta diosa era la regente del cuarto sol o del cuarto mundo, al cual le puso fin con una gran y brutal inundación que acabó con la vida de todas las cosas sobre la tierra. Este cuarto sol habría sido parte de la formación de los cuatro mundos que habían existido antes del quinto y definitivo sol o mundo que es en el que vivimos hoy.
La inundación en la tierra habría ocurrido a partir de un gran diluvio que cayó sobre toda la formación del mundo, haciendo que todo se convirtiera en agua, al tiempo que los humanos se convertían en peces para poder sobrevivir por aquella situación cataclísmica. También se le conoce, en su forma de diosa del agua, como Acuecueyoticihuatl.
Un dato curioso sobre esta diosa es que el lago del golfo de México lleva por nombre Chalchiuhtlicueyecalt, en honor a ella. La traducción al español de este nombre es “la morada de la que lleva la falda de esmeraldas”. Los aztecas creían que esta diosa era capaz de ofrecer el agua necesaria para que todos los cultivos crecieran y florecieran, especialmente el maíz que era el cultivo mesoamericano por excelencia.