Dioses Romanos

¿Cuáles eran los dioses romanos?

Comúnmente asociamos los dioses de la mitología griega a la mitología romana. Esto es cierto solo en parte y más adelante veremos por qué. La ciudad de Roma pertenecía étnica, lingüística y culturalmente al pueblo de los latinos, que vivían en la región del Lacio, en la Península Itálica. Eran un pueblo indoeuropeo con religión y relatos mitológicos propios. Sin embargo, hacia el 399 a.C. los cultos griegos de las colonias helénicas de la Magna Grecia empezaron a ser importados a Roma. En lugar de sustituir a los dioses romanos ya existentes, se fusionaron con ellos y adquirieron sus épicas historias y genealogías. Así se formó la religión romana tal y como la conocemos.

Los romanos tenían una particular tendencia a absorber los dioses de los pueblos conquistados  e incluirlos a su panteón de dioses romanos, permitiendo su adoración en todas las ciudades del estado, incluida Roma. Esto fomentaba la cohesión del imperio y creaba rutas de peregrinaje que favorecían el intercambio de bienes y servicios, haciendo florecer la economía. No obstante, a lo largo de la historia de Roma, hubo cultos que fueron vilipendiados y perseguidos. Y multitud de dioses que se volvieron populares y después cayeron en el olvido.

Principales dioses romanos

En esta sección veremos los dioses romanos de la ciudad de Roma, los autóctonos,  que se fusionaron con sus equivalentes griegos.

  • Júpiter: También llamado Jove. Similar a Zeus. Por sus hechos se le considera el padre de los dioses romanos y de los hombres. Antes del contacto con los griegos, los romanos adoraban a un dios llamado Iuppiter, que adquirió los rasgos de Zeus, el trueno y la comandancia de los cielos. Al principio su importancia como dios estaba en las lluvias, los ciclos climáticos, las cosechas… pero conforme fue pasando el tiempo y Roma creció, adquirió unos valores más acordes al Estado romano, como son la justicia, el derecho y la autoridad de la Ley. Sus símbolos eran el águila, el cetro y el rayo.
  • Neptuno: Es similar a Poseidón, dios de los mares. En sus representaciones artísticas suele ir montado en un caballo blanco como la espuma de mar y está rodeado de delfines, que en ocasiones también monta. Hasta la fusión con la religión griega, era el dios de las lluvias y las aguas.
  • Minerva: Equivalente a la griega Atenea, diosa de la sabiduría, la inteligencia y las guerras justas, patrona de los artesanos, protectora de la cultura. Un búho, que representa la inteligencia, suele hacerle compañía. Según el mito, Júpiter engulló a Metis, la Prudencia. Tras un intenso dolor de cabeza, Vulcano le dio un martillazo en la frente y de la brecha nació Minerva, totalmente armada.
  • Juno: Análoga de Hera, diosa del matrimonio y reina de los dioses romanos. El mito romano también la relaciona con la maternidad.
  • Venus: Equivale a Afrodita, aunque su culto se remonta mucho más atrás y posee unos atributos distintos a la griega. Es diosa de la belleza y la fertilidad. Muchas de las festividades de los romanos estaban dedicadas a esta diosa.
  • Mercurio: Similar al dios griego Hermes. Es el dios del comercio y mensajero de los dioses romanos. Por eso también se le relaciona con las fronteras y los viajeros.
  • Baco: Análogo de Dionisio. Es el dios del vino, el baile, el éxtasis y la fiesta. De su nombre procede la palabra bacanal, que eran fiestas, en las que se bebía sin mesura, que estaban consagradas al dios Baco.
  • Vulcano: Dios de los volcanes, el fuego y los herreros. En general de todos los que trabajaran con hornos. Su festividad era el 23 de agosto, con el calor del verano y se conoce como Vulcanalia. Su equivalente griego es Hefesto, pero el culto de Vulcano se remonta mucho más atrás en el tiempo.
  • Marte: Análogo de Ares. Para los romanos este dios poseía muchos atributos. Hemos de recordar que los romanos eran un pueblo guerrero, que conquistaba a sus vecinos y los saqueaba. Además de ser el dios de la guerra, también lo era de la virilidad masculina como su equivalente griego. Dios de la violencia, de la pasión, la sexualidad, del derramamiento de sangre, del valor, patrón de los soldados romanos, del horror de la batalla, de la victoria militar y la belleza. La palabra latina para designar a la guerra es bellum, que a su vez significa belleza, con lo que es lógico que ambos conceptos estuvieran relacionados en la idiosincrasia romana.
  • Febo: Es un epíteto que se le aplica al dios Apolo, que significa brillante. Los romanos también solían llamar al sol de esta manera, de ahí la relación de este dios con el sol.
  • Diana: En principio entró en Roma como equivalente de la diosa Artemisa, diosa de la caza y los animales salvajes. Sin embargo, con el tiempo pasó a sustituir a la diosa Luna, diosa del satélite terrestre que lleva su nombre, que es a su vez equivalente de la diosa griega Selene.
  • Plutón: Señor del Inframundo, hermano de los dioses romanos Neptuno y de Júpiter. Es el análogo del griego Hades. Es un monarca despótico e inflexible que gobierna desde su palacio en el Tártaro. En la mitología romana el Inframundo era el lugar donde se enviaba a los pecadores, como el Infierno cristiano.
Sol invictus Dioses romanos
Ilustración por Freig-art

Dioses romanos extranjeros

  • Cibeles: Es una diosa Madre Tierra. Personificación de la fertilidad de la tierra, diosa de las cuevas, las cordilleras, los muros y las fortificaciones. Se han encontrado vestigios de su culto que datan desde el Neolítico. Los romanos la asimilaron tras la conquista de Anatolia, era la principal diosa de los frigios, el pueblo indoeuropeo que vivía allí. Hoy en día se la considera la diosa más conocida dentro de los dioses romanos.
  • Isis: En el Panteón del Antiguo Egipto Isis es una de las divinidades más importantes. El culto a Isis fue uno de los más exitosos a lo largo y ancho del Mediterráneo, llegando a practicarse en la propia Roma, formando así parte de los dioses romanos. A diferencia del mito egipcio, Isis no tenía un dogma establecido en el mundo grecolatino. Su culto variaba allá donde se fuera.
  • Mitra: Dios del Sol. Es una divinidad importada desde Persia y la India, donde su culto se practica desde la Antigüedad. Su culto se introdujo en el Estado romano en el año 62 d.C. tras las guerras contra los partos. No obstante, no es sino hasta el siglo III, cuando el culto a Mitra se convierte en una de las principales religiones del Estado, llegando a rivalizar e incluso suplantar a la religión romana. En general, fueron los soldados romanos los encargados en expandir su culto, ya que era muy popular entre la soldadesca y los altos mandos. La religión tenía un carácter mistérico, iniciático y se organizaba en sociedades secretas.
  • Sol Invictus/Heliogábalo: El culto al Sol siempre había existido en Roma, independientemente de Apolo. Y, al igual que la Luna, su nombre era el mismo que el del astro, Sol. Sin embargo, cuando el emperador adolescente Heliogábalo llegó al trono, trajo consigo el culto a El-Gabal, de la ciudad siria de Emesa, su ciudad natal. Adaptó el nombre del dios al latín y se nombró a sí mismo como su dios, convirtiéndose en él. El nombre de El-Gabal, originalmente en su lengua hebraica, quiere decir Dios de la Montaña. El emperador Heliogábalo prohibió el culto a todos los dioses, incluidos los dioses del panteón romano, excepto a Sol Invictus. Estos hechos provocaron su asesinato en 222 d.C., tras ello se prohibió el culto de Heliogábalo y se restablecieron el culto los demás dioses romanos. Este es uno de los eventos de la denominada crisis del siglo III, que transformó para siempre al imperio romano y lo llevó a su caída.