Dríada. Imagen de EngKit
Las dríadas son duendes de los árboles con forma femenina, muy solitarias y de enorme hermosura.
Físicamente tienen unos aspectos muy frágiles, similares a los de las doncellas elfas. Tienen los ojos violeta o verde obscuro y su pelo y piel cambian de color según la estación. Así tienen la posibilidad de camuflarse entre el bosque sin que se las vea. En el invierno su pelo y piel son blancos, en otoño rojizos, y en primavera y verano tienen la piel muy bronceada y el pelo verde.
Cada dríada forma parte a un roble del bosque. Se encuentran unidas a su árbol para toda la vida y no tienen la posibilidad de distanciarse a mucho más de 300 metros de este o mueren de manera lenta. Una dríada es con la capacidad de traspasar verdaderamente en un árbol y desde su interior transportarse al roble al que forma parte.
Dríada en el bosque. Imagen de Csaba Csővári
Si alguien golpea al roble al que está unida, la dríada recibe físicamente exactamente el mismo daño, con lo que procurará defenderlo a toda costa.
Una dríada tiene absoluto control sobre el árbol al que está relacionada, con lo que es con la capacidad de ocasionar que sus ramas florezcan si bien no sea la temporada, que aparezcan novedosas plantas cerca del árbol y también, aun, puede ocasionar un desarrollo de yerba repentino que lleve a cabo tropezar a los intrusos.
Las dríadas charlan múltiples lenguas y su enorme sabiduría les deja estar comunicado con prácticamente todos los seres del bosque, además de esto, charlan el lenguaje musical y el de las plantas.