Drow. Imagen de Vadim Marchenkov
Los drow son criaturas malvadas subterráneas descendientes de los elfos.
Al declinarse por las fuerzas del mal fueron expulsados por los elfos del bosque hacia las grutas del subsuelo.
Físicamente, un drow se parece mucho a un elfo, más que nada en las manos alargadas y las orejas puntiagudas. No obstante, el drow tiene la piel obscura y el pelo clarísimo, comunmente blanco. Son bastante delgados y no altísimos. Acostumbran a vestir de negro y emplear unas capas élficas particulares que los hacen prácticamente invisibles en su ambiente.
Los drow son seres de enorme sabiduría que acostumbran a charlar múltiples lenguas. Además de esto, tienen un lenguaje discreto apoyado en signos que practican con sus diligentes manos. Tienen características propias de la vida subterránea, como la visión infrarroja, y asimismo capacidades élficas, como la de advertir puertas segregas merced a su impactante percepción de corrientes de aire.
En su sociedad matriarcal se respetan unas reglas jerárquicas muy estrictas. Siempre y cuando hay un conjunto de elfos, por pequeño que sea, hay una líder. Esta tiende a ser una guerrera-maga o una guerrera-sacerdotisa. Los curas, en su mayor parte, mujeres, tienen mucha relevancia en la sociedad drow, y adoran a una diosa obscura llamada Lolth.
Drows. Imagen de Francis Tsai
Los drow son seres desalmados que siempre y en todo momento están en enfrentamiento. Para sus combates llevan armaduras y escudos de adamantina, y asimismo emplean dagas y espadas. Para vencerles hay que entender su punto enclenque: la luz refulgente. Llevan muchos años sin que ver el sol que la luz directa les resulta cegadora.
Viven en grutas subterráneas donde han construido inmensas y también increíbles ciudades de piedra y otros minerales. Estas ciudades son cobijo para criaturas malignas que habitan asimismo en el ambiente subterráneo. Sus contrincantes primordiales son los enanos, con los que distribuyen hábitat.