Enorme. Imagen de Caio Monteiro
El enorme es una criatura de aspecto con aspecto humano que se identifica por tener un tamaño y fuerza exorbitantes.
Los colosales se muestran en inmensidad de leyendas y se les atribuyen muchas de las catástrofes que se han vivido a lo largo de la historia. Los viejos pensaban que eran capaces de romper montañas y ocasionar avalanchas, o de secar un río entero tomando de su caudal.
El origen de los colosales
Los colosales son, normalmente, seres atroces, salvajes y primitivos. Fueron conformados del Caos en exactamente el mismo instante en el que se definieron los 4 elementos de la vida, el bien y el mal.
Su carácter ramplón y belicoso se incrementó en el momento en que los dioses desearon supervisarlos. Desde hace tiempo, las deidades procuraron someter a los colosales y esto derivó en violentas y también inacabables peleas. Se creía que los terremotos y mencionas eran consecuencia de las brutales luchas de los colosales.
Transcurrido un tiempo, los dioses lograron desterrarlos a la tierra finalmente, si bien no todos y cada uno de los colosales corrieron exactamente la misma suerte. Ciertos se sometieron a la intención de los dioses y se les dejó mantenerse en el cielo y en las nubes.
Se extendieron por todo el planeta, con lo que se muestran en las leyendas de, prácticamente, todas y cada una de las etnias que se conocen. Aun en el período medieval se aseguraba su vida puesto que solo de esta forma se podían argumentar las gigantes creaciones de civilizaciones viejas.
Enorme demoliendo una fortaleza. Imagen de Jarrod Owen
Los colosales en la mitología
Entre las etnias de colosales mucho más famosa en la mitología griega son los cíclopes. Colosales de un solo ojo aplicados a la herrería y forjadores los rayos de Zeus y de las mucho más pasmantes armas de los dioses.
En la mitología mesopotámica se contaban las espantosas historias del enorme Humbaba, el vomitador de fuego. Este enorme era el Guardián del Bosque de Cedros, en la morada de los dioses, y su apariencia era realmente peculiar. Tenía la cara cubierta en intestinos replegados y tenía garras de león. Tal era su fiereza que solo se podía ingresar en el bosque que resguardaba si se tenían amuletos de protección contra diablos. En el momento en que los legendarios héroes Gilgamesh y Enkidu se adentraron en este bosque, brindaron muerte a Humbaba sin entender que era una bestia sagrada. Los dioses castigaron a Gilgamesh arrebatándole a su compañero Enkidu.
En el norte de Europa las leyendas charlaban de gigantes y horripilantes seres populares como trolls que vivían en grutas y madrigueras. Avizoraban a lo largo de la noche, puesto que la luz del sol los transformaba en piedra.
En los bosques de Canadá se cuenta la historia de historia legendaria del wendigo, un espíritu del aire que acostumbra manifestarse con la manera de un enorme putrefacto y con hábitos caníbales. Su máxima aspiración es asustar y comer desaforadamente a quienes se adentren en los bosques, sean hombres o pequeños. Este ser pocas veces actúa físicamente, su presencia es muy sutil y se desliza con el aire, entre el viento y las tempestades. Persigue a los pasajeros, los hace correr de temor o paralizarse con su espantoso aullido, y todo lo mencionado sin que tengan la seguridad de si verdaderamente el wendigo está ahí, o son solo los susurros del aire.
Peculiaridades de un Enorme
El primordial aspecto de un enorme, su tamaño, es realmente variable. Se tienen la posibilidad de hallar ejemplares de unos 4 metros, los más habituales, y ciertos mucho más expepcionales que tienen la posibilidad de rozar el centenar de metros.
Los colosales terrestres tienen una sabiduría bastante limitada si bien tampoco precisan mucho más. Confían en la fuerza para solucionar los inconvenientes.
Son seres solitarios, pero se unen para las cacerías y los saqueos. Las leyendas cuentan que se nutren de rocas, árboles, animales y personas, más que nada de pequeños.
Eligen las luchas cuerpo a cuerpo y confían en su fuerza para machacar, barrer y arrollar, por eso su arma preferida sea el garrote o sus brazos. No obstante, su capacidad para publicar y apresar rocas los transforma en criaturas muy peligrosas en la distancia.
Ofrecer muerte a un enorme es una labor verdaderamente dificultosa. Diríase que la única forma de terminar con ellos es cortándoles la cabeza pero, más allá de que este procedimiento es eficaz, no es el único. Un óptimo golpe certero como el que lanzó David a Goliat puede ser de lo mucho más efectivo, si bien realmente difícil de hallar. Lo mucho más efectivo es debilitar primero la gruesa piel del enorme con ácido o fuego y también infligir entonces una herida mortal.
Géneros de Enorme
Hay 2 enormes conjuntos de colosales; los que fueron desterrados a la tierra y se convirtieron en desalmados y atroces seres en pos de destrucción, y los que continuaron en el cielo, llevando una vida organizada y dedicada al bien.
Entre los colosales terrestres podemos encontrar a los colosales de las lomas, criaturas de unos tres metros, con gruesa piel y espeso pelaje que les hace mucho más similares a un simio que a un humano; los colosales de piedra, humanoides de piel grisácea que se funde con la roca de las lomas con lo que pasan inadvertidos en este hábitat; y los colosales de fuego, los mucho más horribles de este conjunto. Su piel es una gruesa cubierta de carbón y son inmunes al fuego, de esta forma, su pelo colorado acostumbra arder en llamas.
Entre los colosales divinos podemos encontrar a los colosales de las nubes, gigantes figuras de piel y pelo blanco, geniales estrategas dotados, además de esto, de talento creativo; y los colosales de la tormenta, que tiene capacidades para supervisar el tiempo y el agua, aparte de ser capaces de levitar.