Hebe

Hebe es la diosa griega protectora y patrona de la juventud. En la mitología griega, Hebe era hija de Zeus y Hera. Según las historias y narrativas mitológicas que se narran sobre ella, Hebe era ayudante de los dioses, se encargaba de servir el néctar en las copas, enlazaba los caballos al carruaje de Hera y ayudaba a bañar y vestir a Ares. 

En la Odisea, se cuenta que la diosa Hebe se casó con Heracles luego que éste alcanzó la divinidad justo después de haber cumplido con los doce trabajos que le fueron encomendados. 

Se dice de Hebe que fue sustituida en sus labores por el príncipe troyano Ganimedes, quien resultó raptado por Zeus, quien lo colocó en las labores de copero de los dioses griegos, misma labor que ejercía Hebe. Entre los poderes con los que contaba esta diosa, se encontraban la posibilidad de hacer envejecer a los niños y de hacer rejuvenecer a los ancianos. 

Generalmente se representa a Hebe en el arte, como una diosa con vestidos sin mangas. Su equivalente en la mitología romana es Juventas. Según la leyenda y tradición, los jóvenes le ofrecían una moneda en el momento en el que pasaban de la niñez a la adolescencia. 

La vida de Hebe como copera

La razón por la que dejó de ser la copera de los dioses tiene dos vertientes. La primera narración mitológica cuenta que la diosa Hebe ejercía este trabajo hasta que Heracles se convirtió en Dios, por lo que le asignaron como esposa a Hebe, y esta para poder cumplir con sus roles de mujer y esposa, tuvo que dejar de lado su obligación como copera. 

La siguiente vertiente sobre el mito de su labor como copera, es que en algún momento de un importante banquete, resbaló y cayó al suelo en el momento en el que se disponía a llevar las copas a los dioses. Al caer, lo hizo de una forma que no le gustó a su padre, por lo cual se desterró y se le quitó el cargo. 

Esta fue la oportunidad perfecta para ofrecer el cargo de copero al que en ese momento fuese amante de Zeus, el príncipe troyano Ganimedes. Durante el período que fungió como copera de los dioses, permaneció virgen. Hebe era la hija favorita de Hera, por lo que no permitía que nadie la tocara. Una vez que subió Heracles a los cielos, toda esta realidad cambió. 

Con Zeus concibió entonces a dos hijos llamados Alexiares y Aniceto. Los dos pequeños permanecieron siendo niños por siempre gracias a que su madre era la propia diosa de la juventud. Esta diosa mayor del Monte Olimpo era hermana de los dioses Ares, que era la personificación de la guerra, así como también de Ilitía. 

Culto y arte hacia Hebe

La devoción hacia esta diosa griega se extendió durante todo el imperio romano, cuando los jóvenes le ofrecían monedas como ofrenda al llegar a la edad adolescente. Los jóvenes sentían que de esta forma lograban que la diosa de la juventud les mantuviera jóvenes y fuertes para sostener a flote al imperio que tanto había costado construir. 

En el arte, los artistas solían retratar a las doncellas con un parecido casi perfecto con la diosa Hebe, esto como una manera de elogiar la hermosura y la juventud de la joven a la cual se le hacía el retrato. Uno de los artistas italianos más importantes como lo es Antonio Canova, esculpió a Hebe en la exacta posición en la que se encontraba en el momento preciso antes de tropezar y caerse para ser castigada por su padre Zeus. 

Las representaciones y esculturas de Hebe, la muestran de forma alegre y jovial, sin perder la dulzura y la fortaleza que solo da la juventud.