Kvasir era el hombre más sabio que jamás había vivido y había nacido de la saliva de los dioses. Viajaba por el mundo dando buenos consejos a todos los que se los pedían, y nunca se le hacía una pregunta que no pudiera responder.
Fjalar y Galar – Los enanos asesinos
Durante sus viajes, conoció a dos enanos traviesos, Fjalar y Galar, que le invitaron a su casa, donde le asesinaron brutalmente. Los enanos querían la sabiduría de Kvasir para ellos mismos, así que prepararon tres cubas de hidromiel mezclando su sangre con miel, sabiendo que cualquiera que la bebiera se convertiría en un gran poeta o erudito; cuando los dioses les preguntaron dónde estaba Kvasir, los dos enanos respondieron que se había atragantado con su propia sabiduría.
Al parecer, Fjalar y Galar tenían gusto por el asesinato y, poco después, ahogaron al gigante Gillig y luego mataron a su esposa dejándole caer un hito en la cabeza. Sin embargo, cuando su hijo, Suttung, se enteró de lo sucedido, se puso furioso. Amenazó con matar a los enanos, pero fue persuadido de perdonarlos cuando le ofrecieron darle el brebaje que habían hecho, que se conoció como el hidromiel de la inspiración. Tras recibir el alcohol, Suttung escondió las cubas bajo una montaña y designó a su hija, Gunnlod, para que las custodiara.
La búsqueda de Odín del hidromiel de la inspiración
Cuando Odín se enteró de la muerte de Kvasir y de la existencia de la bebida que da conocimiento a través de su consejero de confianza, la cabeza decapitada de Mimir, se enfureció y juró adquirir el hidromiel para sí mismo. Se disfrazó de anciano y se dirigió a la granja de Baugi, hermano de Suttung. Allí se reunió con los granjeros y les ofreció afilar sus guadañas, lo que hizo tan bien que todos quisieron comprar la piedra de afilar que había utilizado. Aceptó y la lanzó al aire, observando divertido cómo los granjeros se lanzaban a por ella, matándose unos a otros en el proceso con sus guadañas sobrenaturalmente afiladas.
Luego se dirigió a la casa de la granja y le dijo a Baugi que todos sus sirvientes se habían matado entre sí en una disputa. Odín se ofreció a hacer el trabajo que ellos no podían hacer ahora y, a cambio, lo único que quería era un sorbo del hidromiel de la inspiración. El gigante respondió que, aunque no tenía control sobre el hidromiel, si el anciano podía cumplir su parte del trato y hacer el trabajo de nueve hombres, le ayudaría en lo que pudiera.
Al final de la temporada de cultivo, Odín había hecho lo que había prometido y Baugi aceptó a regañadientes ayudarle a acceder a la montaña donde se escondía el hidromiel. Le dijo al gigante que perforara un agujero en el suelo y, tras mucho trabajo, Baugi afirmó que había terminado. Para comprobarlo, Odín sopló en el agujero y cuando el polvo le llegó a la cara, supo que le habían mentido.
Le pidió a su compañero que continuara hasta que el trabajo estuviera terminado, lo cual fue cumplido y la siguiente vez que Odín lo comprobó, el polvo sopló a través del agujero indicando que el trabajo estaba realmente hecho.
La seducción de Gunnlod
Para poder entrar en el agujero, Odín se transformó en serpiente y llegó justo a tiempo, ya que el gigante traidor intentó apuñalarlo mientras se deslizaba hacia la montaña. A continuación, volvió a transformarse, esta vez en un joven gigante tan irresistiblemente atractivo, que sabía que podría seducir a Gunnlod, que guardaba las cubas de hidromiel para su padre Suttung.
Su plan para seducirla funcionó y le prometió acostarse con ella durante tres noches si, a cambio, le permitía tomar tres sorbos del hidromiel. Después de la tercera noche, Odín fue a las tres cubas y vació el contenido de cada una de ellas en tres sorbos gigantes. Entonces Odín volvió a cambiar su forma, esta vez en águila, y voló hacia el hogar de los dioses, Asgard. Suttung se encontraba cerca y, cuando se enteró de que su hija había sido engañada, también se transformó en águila y partió tras Odín.
Cómo adquirió el hombre la inspiración
Los demás dioses Aesir dispusieron tres cubas a las afueras de su fortaleza para preparar el regreso de su señor. Suttung se dio cuenta de que corría un gran peligro al estar tan cerca del hogar de los dioses y trató de emprender una rápida retirada. Sin embargo, llegó demasiado tarde y cuando el sol salió y sus rayos tocaron las alas del gigante en forma de águila, lo convirtieron en piedra y se estrelló contra el suelo. Al ver esto, Odín pronunció; «Así será con todos los Gigantes. Si el sol brilla sobre ellos en la tierra sagrada de Asgard, el mal que hay en ellos les pesará y se convertirán en piedra».
Cuando Odín llegó a las cubas, regurgitó el hidromiel en ellas, pero al hacerlo, una parte cayó de su pico hasta la morada de la humanidad, Midgard. Estas gotas serían la fuente de inspiración de todos los malos y mediocres poetas y eruditos entre los hombres. Por el contrario, los que tienen talento en estos campos han tenido, según la leyenda, el hidromiel de la inspiración que les ha dado el propio Odín.
