Mitología Mesopotámica

Cuando hablamos de mitología mesopotámica nos referimos a las creencias, mitos, leyendas y tradiciones de las civilizaciones anteriores a la llegada de los persas aqueménidas, o sea, los sumerios, los acadios, los asirios y los babilónicos.

Historia de la mitología mesopotámica

Nos encontramos ante uno de los conjuntos de creencias más antiguos y complejos de la Tierra, presente en las ciudades que crecieron y florecieron en las cuencas de los ríos Tigris y Eúfrates desde el Neolítico hasta la invasión de la Persia aqueménida de Ciro II el Grande. Tras la llegada de los persas y la introducción del zoroastrismo, la cultura mesopotámica quedó en el olvido. Aunque la influencia que tendrían algunos de sus relatos resonará hasta nuestros días, como en el caso de la épica de Gilgamesh. Que habla del Gran Diluvio, un tema recurrente en las culturas antiguas, y del gran héroe Gilgamesh, cuyo nacimiento se asemeja mucho al relato hebreo de Moisés.

Los datos que tenemos de la mitología mesopotámica y su cultura provienen de vestigios arqueológicos y de las crónicas de los antiguos griegos al compararlas con los hallazgos. Entre los descubrimientos más importantes se encuentran las tablillas de arcilla, en las que los antiguos mesopotámicos anotaban con escritura cuneiforme. Es muy común que estas tablillas sean listas de recursos como trigo, metal o madera o incluso tablas de contabilidad. Aunque también hay obras artísticas como la Épica de Gilgamesh. A diferencia del Antiguo Egipto, las civilizaciones mesopotámicas no vivieron una continuidad de su legado tras las invasiones de pueblos extranjeros.

En general las culturas más cercanas a Oriente Próximo y que más contacto tuvieron con los mesopotámicos guardaron muchos de sus mitos y los hicieron propios. Por ejemplo, la historia del descenso de Ishtar al inframundo sería el equivalente al mito de Perséfone griego.

Debido a la geografía de la zona, los mesopotámicos tuvieron que hacer frente a numerosas invasiones, sobre todo de los pueblos iranios. La propia estructura de las ciudades se adaptó a este hecho. En el centro de las ciudades se encontraba el zigurat (templo semipiramidal), y el resto de las actividades se organizaban alrededor de este edificio, hasta dar con la muralla en la parte externa de la ciudad.

Características de la mitología mesopotámica

La religión sumeria, primera y más antigua de la región, perduró a través de todos los imperios mesopotámicos hasta la llegada de los persas. Al igual que la religión griega, es politeísta y los dioses son representaciones de los fenómenos de la naturaleza. Además de los dioses, la mitología mesopotámica cuenta con un buen elenco de espíritus y demonios que pueblan el mundo.

Debemos tener en cuenta que las civilizaciones de la región, así como sus cultos y creencias, evolucionaron durante miles de años, recibiendo todo tipo de influencias de sus vecinos, así como ellos también se las transmitían.

Para los mesopotámicos, los dioses llegaron al mundo y crearon a los humanos para que fueran sus sirvientes. Algunos de estos dioses son conocidos como “Anunnaki” (hijos de Anu). Durante el siglo XX y XXI de la era moderna se ha tratado de hacer una reinterpretación de los mitos babilónicos para relacionar a estos Anunnaki con la hipótesis de los “astronautas ancestrales”. Unos supuestos alienígenas que llegaron a la Tierra y modificaron genéticamente a un grupo de homínidos para convertirlos en sus esclavos

La concepción en la mitología mesopotámica era que el propósito de los humanos era servir a los dioses. Dioses que despreciaban activamente la vida humana, y que en caso de que los humanos se volvieran muy numerosos o molestos, les enviaban plagas y sequías. Siendo la mayor de estas catástrofes, el Gran Diluvio.

Para saber más sobre la mitología mesopotámica, no te pierdas el siguiente vídeo: