Para los sumerios, el dios de la luna es Nanna, que también es conocido como Sin, Sinai, Nannar, Suen o Zuen. Este es uno de los dioses más importantes de la mitología mesopotámica, sobre todo porque es el garante de la noche y de los fenómenos lunares.
Nanna era hijo del dios del viento Enlil y de la diosa del aire, Ninlil. En algunas ocasiones, Nanna era denominado como “dios de la sabiduría”, cuya denominación para esta determinación era En-zu.
Entre el 2.600 y el 2.400 a.C, Nanna era el dios supremo del panteón mesopotámico. De la misma manera fue considerado como el dios supremo y protector de los pastores. Gracias a este tipo de actividades, Nanna es considerado como el padre de todos los dioses mesopotámicos.
Como es un dios que tiene que ver con los fenómenos lunares, también rige cosas importantes como el calendario, las fases lunares e incluso los ciclos menstruales. Suele ser representado con el número 30, en alusión a la cantidad de días que tiene un mes lunar.
Representación de Nanna
Una de las características más importantes de este dios mesopotámico, es que generalmente se le representa como un hombre adulto, de hecho, como un anciano. Incluso se le suele colocar cuernos y barba de lapislázuli, que es una gema de color azul ultramar, muy valorada desde la antiguedad por los joyeros conocedores de este tipo de materiales.
En casi todas las representaciones se le suele colocar un toro alado al que aparece montando. Enlil, que era su padre, tenía como símbolo un toro, y era conocido como “el toro del cielo”. A propósito de ella, uno de los símbolos de Nanna era el toro.
Uno de los símbolos más importantes e interesantes de este dios, es sin duda el creciente lunar. Este último símbolo es más que obvio tomando en cuenta que él representa precisamente a la luna y la noche.
Árbol genealógico de la deidad Nanna
Se decía que era el padre de Inanna, que era la diosa sumeria de la vida. Pero también se le adjudica la paternidad de Utu, el dios del sol y de la justicia. En cuanto a su esposa, se conoce que era la diosa Ningal, madre de ambos dioses descritos anteriormente.
Con su familia logró fundar la tríada de divinidades de la mitología mesopotámica y sumeria. La tríada estaba conformada por él como uno de los dioses principales, Inanna como diosa de la fertilidad y la vida, representada por el planeta Venus; y también su hijo Utu conforma la tríada en representación del Sol.
De esta forma, Nanna consiguió dominar todo el universo y todos los poderes que regían sobre él, la capacidad de los hombres y los dioses. Fue así como Nanna se convertiría en la divinidad más importante del panteón mesopotámico de todos los tiempos.
Incluso, algunas fuentes estudiosas de la mitología mesopotámica y sumeria, aseguran que este dios es el padre de la diosa del inframundo, la tierra sin retorno y la muerte, que es representada por la divinidad llamada Ereshkigal.
Culto a Nanna
Los dos principales lugares de culto de este dios sumerio fueron las dos ciudades mesopotámicas Ur y Harrán. La primera de ellas ubicada en el sur, y la segunda situada en el norte de la antigua Mesopotamia.
El templo que se situaba en la ciudad del sur se llamaba Casa de la luz, mientras que el templo que se encontraba al norte de Mesopotamia se conocía como Casa de la alegría. En Babilonia, por su parte, se construyó un templo también dedicado a este dios, que era conocido como Casa del Establo del País.