Ninfa. Imagen de Ekaterina Ratnikova
Las ninfas son seres mágicos que proceden de las fuerzas de la naturaleza.
Su creación es bien simple; la esencia natural de ninfa crea un cuerpo y lo «habita». Este cuerpo es siempre y en todo momento el de una mujer de colosal atrayente y encanto. Además de esto, preservan el aspecto de mujer joven a lo largo del paso de los años.
La ninfa es un ser realmente capaz, de cabeza rápida y también ingeniosa. Incrementan su encanto comentando en su lenguaje musical. Cualquier animal que esté cerca de una ninfa se aproximará para ser acariciado por ella, sin importarle tener cerca aun a su peor enemigo.
Las ninfas solo habitan en los sitios mucho más preciosos; palacios de hielo, cuevas oceánicas, lagos y riachuelos cristalinos, y los mucho más espectaculares bosques.
Estos cautivadores seres no son beligerantes, al revés, procurarán escapar siempre y cuando aprecien el riesgo cerca. Tienen la aptitud de huír creando una puerta dimensional. Más allá su carácter pacífico, pocos son los que se animan a confrontar a una ninfa puesto que el fácil hecho de contemplarla genera, en la mayor parte de las situaciones, una ceguera irreversible. Si alguien contempla a una ninfa desviste puede fallecer instantaneamente.
Ninfa en el estanque. Imagen de Kirsty Carter
Pese a ser unas criaturas muy distendidas y de vida organizada, a veces, acostumbran a verse seducidas por la música del caramillo de los sátiros y los acompañan en sus estruendosas y estridentes fiestas del vino.
Las ninfas detestan la fealdad y el mal. Su condición de seres mágicos de la naturaleza las transforma en defensoras de bosques, lagos, ríos y océanos. Curan animales heridos, reparan flores y árboles rotos.
Una ninfa puede vivir a lo largo de múltiples generaciones, con lo que acostumbran a comprender bien su ambiente y donde están la mayor parte de sitios misterios y entradas escondes.
Hay una pluralidad de ninfas de agua famosa como ondinas que tienen la posibilidad de hallarse en lagos y aguas dulces.