Ninigi-no-Mikoto es uno de los dioses más importantes de la mitología japonesa porque gracias a él, existe arroz en el mundo, o al menos según lo que cuentan los japoneses. Este era nieto de la diosa Amaterasu, que era la diosa del sol. Del mismo modo, era hijo de Ame-no-Oshihomimi.
El aspecto más importante de Ninigi-no-Mikoto es que es el primer miembro de la familia imperial, que según la leyenda, vinieron desde el cielo. Todos los miembros de la familia imperial son descendientes de este dios, según la mitología japonesa, por ende, son hijos directos de Amaterasu, es decir, del sol.
Ninigi-no-Mikoto viene a la tierra
Ninigi-no-Mikoto fue enviado a la tierra para sembrar arroz que daría de comer a los humanos. Fue entonces como, enviado por su abuela Amaterasu, bajó a la tierra a cumplir su cometido, lo cual logró con éxito.
En pleno cumplimiento de su misión, el dios Ninigi-no-Mikoto conoció a una joven que era realmente hermosa, cuyo nombre era Konohana-sakuya-hime. Esta joven le deslumbró con su belleza y quiso casarse con ella, así que le hizo la petición formal al padre de ésta. Él al escuchar la propuesta, le dijo que tendría que casarse con ella y su hermana mayor.
La hermana de la enamorada de Ninigi-no-Mikoto, sin embargo, no era tan agraciada como sí lo era Konohana. Fue entonces como el enviado por los dioses devolvió a la joven a su padre, quedándose únicamente con su hermosa Konohana.
La pareja tuvo un hijo al que nombraron Yamasachi-hiko, pero éste fue perseguido por su hermano mayor. Eventualmente Yamasachi pudo hacerse de un gran poder místico y celestial con el que pudo castigar a su hermano con el hambre, aunque más adelante en el tiempo le perdona todos sus pecados.
Los tres tesoros sagrados de Ninigi-no-Mikoto
Algo interesante de detallar en este apartado, es que el dios japonés Ninigi-no-Mikoto cuando bajó a la tierra trajo consigo tres tesoros que servirían como herramientas para pacificar al Japón, que era el mundo que esta cultura conocía, por ende estas reliquias tendrían la labor de pacificar el mundo.
Los tres tesoros sagrados fueron enviados por la diosa Amaterasu y eran la espada Kusanagi, el espejo Yata no kagami y la joya Yasakani no magatama. Con los tres regalos que la diosa del sol envió a la tierra, dejó claro que el emperador Jimmu era descendiente directo de ella, y por consiguiente, todos los japoneses serían descendientes de ella.
Los tres regalos celestiales que trajo Ninigi-no-Mikoto al mundo tienen un significado claro para cada uno. La espada representa el valor, el espejo vino a traer sabiduría y finalmente la joya tenía la intención de cundir al mundo de benevolencia.
Dos de los objetos sagrados fueron utilizados por Ame-no-Uzume para hacer que Amaterasu saliera de su escondite en una cueva, cuando el mundo se quedó a oscuras. Estos objetos fueron el espejo y las joyas. En cuanto a la espada, la habría traído el hermano de Amaterasu, Susano, para disculparse con ella por el miedo que le había causado.
Según cuenta la leyenda, esa espada la había obtenido el dios de las tormentas en una batalla en contra de una serpiente de ocho cabezas. Los objetos no han sido vistos nunca en Japón, pero se tiene conocimiento de su existencia y se resguardan muy bien, saliendo a la luz solo en ocasiones expresamente necesarias y ejemplares.
Pese a ello, se tiene conocimiento de ciertas representaciones conjeturales sobre cómo sería la visual de cada uno de estos objetos sagrados. Durante mucho tiempo los japoneses han tenido una vaga idea de la presencia que podrían tener estas figuras, razón por la cual se han encargado de representarlo desde su imaginación más profunda.