Nüwa es una entidad divina, por lo general presentada como mujer, de la mitología china y suele formar parte de los Tres Augustos y los cinco Emperadores legendarios anteriores a la primera dinastía histórica.
Su papel como “diosa” es difuso y en función de la fuente se la presenta como líder tribal, creadora, madre o emperatriz. Aunque por lo general aparece para ayudar a los hombres a repoblar la tierra tras una catástrofe. En otros mitos, Nüwa y su marido Ling Tong son los padres de la raza humana. Se los representa con cola de serpiente, ya que con esa forma cavaron los ríos para canalizar las aguas de la inundación.
El Mito de Nüwa
Nüwa creó a la humanidad por fruto de la pura soledad. Como su angustia solo se volvía más intensa con el tiempo, decidió coger un pedazo de arcilla (descrita como “tierra amarilla”) y moldearlo hasta la forma de un humano. Estos primeros humanos se convertirían posteriormente en miembros de la nobleza y la clase dominante. Como crear a los humanos era demasiado costoso en tiempo y esfuerzo, Nüwa decidió arrastrar hilos por la arcilla para crear a los demás.
Después la lluvia cayó y algunas de las figuras de arcilla recibieron las gotas, provocándoles las malformaciones y enfermedades que acechan a la humanidad. En esta historia observamos la justificación mitológica de las clases sociales y las jerarquías de poder entre ellas. La vida de un aristócrata era más valiosa que la de un campesino por la simple razón de que Nüwa se había tomado su tiempo y esfuerzo para crearlos uno a uno, a diferencia de la de los demás humanos, que habían sido producidos en masa.
En el Huainanzi (un antiquísimo texto chino) se cuenta la historia de cómo los cuatro pilares que sujetan el cielo fueron destruidos tras la pelea entre Gong Gong y Zhuanxu. Gong Gong, al no aceptar su derrota, golpeó su cabeza contra el Monte Buzhou, uno de los cuatro pilares. La mitad del cielo cayó hacia un lado y se creó una brecha en la misma tierra.
Esto sirve para explicar la diferencia en altitud entre las distintas regiones de China. Un terrible incendio quemó los bosques y dejó desamparados a los animales, en muchos casos atacando a los inocentes humanos que encontraban a su paso. Mientras las aguas no cesaban de salir de la grieta creada en la tierra.
Nüwa se horrorizó ante la situación y sintió absoluta lástima por los humanos que ella misma había creado. Tras ello procedió a reparar los cielos. Recogió piedras de cinco colores (blanco, negro, rojo, amarillo y azul) del lecho de un río. Las forjó y las utilizó para reparar el cielo, que hasta entonces había sido de muchos colores.
Después mató a la Gran Tortuga Ao y con sus cuatro patas creó nuevos pilares para el cielo. Pero el trabajo no fue del todo perfecto, produciendo una inclinación en el cielo. De esa manera se explicaba el eje de rotación terrestre inclinado al mirar el cielo nocturno. Tras cumplir con su trabajo, echó a los animales salvajes de los poblados humanos, apagó los incendios y controló la inundación con las cenizas de los juncos y el bambú calcinados.