Pegaso. Imagen de Alexandra Khitrova
Un pegaso es un corcel alado de naturaleza mágica, capaz, bondadoso y salvaje.
Hablamos de una criatura muy tímida que solo puede ser domada por jinetes de buen corazón. Los pegasos advierten el mal innatamente y no servirán a quien intente domarlos con objetivos desalmados.
Tienen la manera y el tamaño de un caballo árabe y unas gigantes alas emplumadas. Tienden a ser blancos, si bien asimismo se conocen pegasos cobrizos y hay comentarios de pegasos negros. Con independencia de su color, todos y cada uno de los pegasos son seres amables y nobles.
Cuenta la historia de historia legendaria que Perseo, hijo de Zeus, decapitó a Medusa, una de las tres gorgonas, y de su cuello afloró Pegaso. Al poco tiempo de nacer, Pegaso golpeó el suelo del monte Helicón y de este golpe brotó un manantial que se considera la fuente de la inspiración poética.
Pegaso. Imagen de Marianna Gadzhy
Pese a los intentos que varios hicieron por domesticar al mágico y veloz caballo, solo Belerofonte lo logró merced a una brida mágica que le ofreció la diosa Atenea en sueños. Y de este modo, Belerofonte y Pegaso cosecharon enormes hazañas, como la desaparición de la maligna Quimera, hasta el punto en que Belerofonte se equiparó con exactamente los mismos dioses y trató de volar con Pegaso hasta el monte Olimpo para sumarse a ellos. Pegaso derribó a Belerofonte antes de lograrlo y Zeus recompensó al caballo dándole hospedaje en los establos del Olimpo, y le dio el rayo y el trueno como símbolos de su poder. Pegaso pasó a ser con los años una constelación estelar que está entre la de Piscis y la de Andrómeda.
Desde ese momento, diríase que hay una raza superior de corceles alados llamada «Enormes Pegasos», y son aquéllos que nacen del cuello de una medusa degollada. Estos son mucho más fuertes y su tamaño es mayor. Tienden a ser líderes de las tropas de pegasos y solo tienen la posibilidad de ser domados por los héroes mucho más nobles.
Los grifos son los contrincantes naturales de los pegasos. En el momento en que se encara a un grifo, el pegaso explota su mayor agilidad en el vuelo para cansarle y distraerle. Si se encara a un dragón, procura atraerlo a sitios de bien difícil ingreso a fin de que el dragón no logre proseguirle de manera fácil y, de este modo, explotar este tiempo para agredir en picado con los cascos y con los dientes.