Quetzalcóatl

Quetzalcóatl, ¿principal dios de los aztecas?

Quetzalcóatl, en lengua náhuatl, que significa Serpiente Emplumada. El culto de esta antigua y legendaria Serpiente es uno de los más antiguos de todas las mitologías de América. Los mayas lo llamaron Kukulkán. Para los mexicas (aztecas), además de estar relacionado con los vientos y las lluvias, es dios de la luz, la vida, la fertilidad, la civilización y el conocimiento, además de ser Señor del Oeste. Su hermano y antítesis es el dios Tezcatlipoca (espejo negro humeante).

Quetzalcóatl estaba astrológicamente relacionado con el planeta Venus, la estrella de la mañana. En numerosas ocasiones se le considera una de las más importantes deidades de la mitología azteca o mexica, muchos templos se le tienen consagrados en las diferentes mitologías mesoamericanas, como la olmeca, la tolteca o la maya. Sin embargo, para los aztecas era Huitzilopochtli, protector de Tenochtitlán, el dios más importante. Durante un período el nombre Quetzalcóatl sirvió como título honorífico de altos sacerdotes. Incluso hay un legendario rey tolteca que el mito identificó con el nombre del dios: Cē Ācatl Tōpīltzin Quetzalcóatl.

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La leyenda del rey-dios, ¿el auténtico Quetzalcóatl?

Cē Ācatl Tōpīltzin Quetzalcóatl fue un mítico rey de la cultura tolteca que nació alrededor del siglo X d.C.. Fue el último rey de Tollan, que algunos identifican con la ciudad arqueológica de Tula, en el Estado de Hidalgo, México. En algún punto de su joven reinado, el dios Tezcatlipoca le engañó haciéndole pensar que el pulque (bebida alcohólica) que le ofrecía era en su lugar una medicina.

Debido a su profunda embriaguez, fue expulsado del reino. Peregrinó durante años por todo el Valle de México, repartiendo sus saberes y enseñanzas a todo el que estuviera dispuesto a escucharlas. Tras más de dos décadas en el exilio, decide partir a la costa y, montado en una balsa de serpientes, partir rumbo al horizonte y morir incinerado.

Otra interpretación del mito dice que Cē Ācatl Tōpīltzin era un gran sacerdote y rey que trató de sustituir los sacrificios humanos por sacrificios de aves e insectos. Cuando se miró al espejo, vio a Tezcatlipoca y se rió de su fealdad, pues el rey tenía barba, rasgo extremadamente raro entre los indígenas americanos. Tras disputas con los seguidores de Tezcatlipoca, estos consiguieron engañarlo para que se emborrachase y se autoexilió, acompañado de todo su séquito. Tras vagar por el Valle de México llegó a la costa y partió hacia el Este, no sin antes jurar volver.

Tras esto, se dice que se convirtió en la Estrella de la Mañana (Venus). Los españoles utilizaron (e incluso modificaron a conveniencia) este mito durante la conquista y cristianización, haciéndose pasar por los sucesores de Quetzalcóatl, debido a las barbas de sus rostros.

Quetzalcóatl en el mito de la creación

Quetzalcóatl fue uno de los cuatro únicos hijos del dios dual primigenio Ometéotl, que era a su vez hombre y mujer y luz y oscuridad. Estos hijos eran los cuatro Tezcatlipocas, el azul (Huitzilopochtli), el blanco (Queztalcóatl), el negro (Tezcatlipoca a secas) y el rojo (Xipe Tótec). A cada uno de estos dioses le correspondía a su vez un punto cardinal.

A Quetzalcóatl y a Tezcatlipoca se les asignó la divina tarea de crear el mundo y los seres que lo habitaran. Tezcatlipoca se convirtió en el Primer Sol del mundo. Quetzalcóatl lo atacó con una maza para sustituirlo en el trono del cielo y convertirse así en el Segundo Sol. Su hermano, enfurecido, envió a los jaguares para exterminar a todos los humanos que había sobre la Tierra. Este ciclo de guerra, devastación y renacimiento continuó hasta el advenimiento del Quinto Sol, Tonatiuh, que daría paso a una era de estabilidad y equilibrio, la actual.