El Sol Invictus o “Sol inconquistado” en realidad no es una deidad propiamente dicha, sino que se trata del culto a una deidad solar para los romanos. Este culto a Sol Invictus se desarrolló en el período mitológico romano tardío, sin embargo, el culto al sol siempre estuvo presente de una u otra manera desde el inicio de la Roma antigua, eso está comprobado. Sus cultos duraron hasta la llegada del cristianismo y su conversión a religión oficial del imperio. Sol Invictus también suele ser conocido como sol invicto por su traducción al español.
A Sol Invictus se le ofrecía un festival considerablemente grande, que consistía en celebrar el final del solsticio de invierno para el 21 de diciembre, a partir de cuya fecha los días se harían más largos. El nuevo sol vencía a la oscuridad, esa era la premisa de los romanos que evocaban a su deidad solar. Por lo general, este festival se festejaba desde el 22 de diciembre hasta el 25 del mismo mes.
Importación de Sol Invictus a la cultura romana
Algo interesante para saber sobre Sol invictus es que esta tradición es aprendida. Heliogábalo, el emperador adolescente de los Severos, fue el encargado de importar el culto de esta deidad en la Roma tardía. El tirano ordenó que se comenzara un culto a esta deidad, y se olvidó del resto de los dioses romanos.
Esta deliberada deshonra al pueblo romano, produjo el asesinato del emperador. Una vez muerto este gobernante, regresó el culto al resto de los dioses romanos consagrados, y se abandonó el culto al Sol Invictus. Sol Invictus no representaba la primera vez que los romanos alaban la figura de un Dios del Sol, de hecho, tenían varias épocas haciéndolo.
Los emperadores y el Sol Invictus
Al ser una deidad que recién llegaba a Roma y a su cultura de dioses, fue muy difícil incluirla en el panteón romano para que los pueblos pudieran adorarlo sin sentir que traicionarían a sus otros dioses de origen. Como hemos aclarado hasta ahora, esta no era la única deidad que se había adorado con respecto a la figura del Sol.
El emperador Aureliano lo que hizo fue unificar las religiones del imperio, para que todos se sintieran en libertad para adorar a un único dios del sol, sin importar las creencias y desarrollo de la religión en cada ciudadano. Aureliano no solía perseguir a los creyentes de otras religiones, pero Lactancio, un escritor latino cristiano, aseguraba que de haber tenido tiempo, Aureliano habría acabado con todas las creencias romanas. Vale acotar que este gobernante hizo debut y despedida en el imperio.
Después de Aureliano, tocó el turno de gobernar a Constantino, que dio aún más valor a la figura de Sol Invictus, al punto de acuñar su imagen en las diferentes monedas del Imperio. También hizo un decreto importante y fue que el dios del sol se celebraría cada domingo con un día de descanso completo para los romanos, desde entonces utilizamos el domingo para estar en casa.
Ya para el período de Teodosio I, había entrado con fuerza el cristianismo, lo que trajo como consecuencia, que se oficializara el culto al dios del sol como una celebración pagana.
Brumalia y Saturnalia
Las fiestas de Brumalia y Saturnalia son lo más parecido a la navidad que se conoce de siglos antes de Cristo. De hecho, como esto es así, en determinado momento se tuvo que convertir la navidad en una temporada de celebración por medio de la celebración del sol, más que por motivo del nacimiento de Jesús.
La celebración de Brumales duraba siete días y por lo general comenzaba hacia el 17 de diciembre. La Saturnalia se celebraba el 25 de diciembre, por lo que fue considerada la fecha indicada para permitir el culto a la “navidad”. De hecho, la aceptación de la navidad como fecha de natividad de Jesucristo, fue asimilada en Roma a partir de que los romanos popularizaran esta fecha como nacimiento del sol invencible.