Propiamente este es el dios del fuego y del calor para la mitología mexica. Generalmente Xiuhtecuhtli se representa con la cara de rojo y amarillo dado a sus características de calor. Era representado por un hombre anciano y por el alacrán como su animal característico, en honor al dolor ardiente que deja este animal cuando pica la carne humana.
La contraparte femenina del dios Xiuhtecuhtli era Chantico. Algo interesante sobre este personaje es la cantidad de festines que hacían los mexicas en su honor. Después del período de 52 años, los mexicas creían que los dioses se podrían apartar de los humanos, dejándolos a su suerte. Para evitar que esto pasara, decidieron comenzar a hacer sacrificios en su honor.
Sacrificios en honor a el dios Xiuhtecuhtli
Los sacrificios que se hacían al dios Xiuhtecuhtli consistían en inmolar a un cautivo que se ataviaba con el ropaje del dios, pero antes de esto se debía extraer el corazón de la víctima. Estos festivales se extendieron en gran medida en todas las culturas mexicas de entonces.
Así como ocurre con otros dioses importante en la religión mexica, Xiuhtecuhtli y su contraparte Chantico, eran provenientes de otras culturas y otros dioses más primitivos, por lo que fue responsabilidad de los náhuatl adaptarlos a sus creencias y a sus características. En las culturas desde donde se toma este personaje para después adaptarlo, era considerado como un dios del fuego, abuelo de los hombres y como dueño del tiempo, por ende su representación es la de un hombre aparentemente adulto, cargando con su fuerza, un brasero.
Representación de Xiuhtecuhtli
Para los mexicas, este dios Xiuhtecuhtli era conocido como Huehuetéotl, que es el sol viejo y es una deidad muy asociada al fuego y al calor. Por lo general esta última se representa con rostro amarillo y aspecto de hombre anciano. De hecho, según la mitología este sería el padre del dios del sol que se popularizó más adelante en la historia.
En muchos textos la representación de este dios es como un anciano desdentado, que además, es encorvado y completamente arrugado. Según la narrativa de la mitología mexica, su lugar de morada era el centro del universo, donde tenía consigo la cruz de los cuatro rumbos del universo, también conocida como quincunce.
La edad con la que se representaba este dios tenía que ver netamente con su experiencia y sabiduría, la cual repartía por el mundo haciendo que todos le respetasen y admirasen por su gran valor. También era conocido bajo el nombre de “culebra de luz”, quizás porque este era el símbolo del amanecer radiante y porque ante su presencia desaparecen los poderosos dioses de la noche.
En cuanto a las esculturas, las tribus de los mexicas solían hacer diferentes representaciones en piedra con las que le hacían tributo al dios Xiuhtecuhtli. De forma general, los mexicas esculpían pequeñas figurillas con todas las características de los dioses, en este caso de Xiuhtecuhtli, aunque no colocaban colores a las piedras para diferenciar unos dioses de otros.
Una de estas estatuillas se consiguió en la Ofrenda 16 del templo Mayor, en ella se muestran dos protuberancias sobre la cabeza, en lugar de esculpir un brasero. Estas dos protuberancias sobre la cabeza son representativas de los palos que se utilizan para sacar fuego de las brasas. Entre otros atributos, también cuenta con dos cañas o flechas que lleva el dios en su tocado.
También en esta misma escultura encontrada en el Templo Rojo del Templo Mayor en ciudad de México, presenta diferentes elementos que se relacionan con el fuego, el agua y con la muerte, así como también con la tierra, todos estos como elementos realmente importantes para la cultura mexica, tolteca y zapoteca.