Ra

En la mitología egipcia, el Dios Ra es uno de los personajes más importantes, y de hecho tiene su sitial de honor. Ra representa a la luz solar y a la creación de la vida; esta última responsabilidad le hace garante de ciclos tan importantes para la cultura egipcia como lo son la muerte y la resurrección. 

Viajes diarios de Ra

Los movimientos solares estaban representados por el dios Ra, que figuraba como el más importante del Mundo Inferior. El sol de mediodía egipcio estaba más asociado al dios Ra, que otros momentos solares del día. 

Se creía que viajaba durante 24 horas en una barca desde el Oriente hasta el Occidente, (mismo tránsito que conocemos del Sol). Se presumía que su medio de transporte no era el mismo en todo momento del día, sino que cambiaba de barca dos veces por día. 

La barca de la mañana era conocida como Mandjet y en la de la noche se conocía como Mensenktet. De la misma manera, el Dios cambiaba de entidad según se correspondiera con el momento del día. Cuando despuntaba el amanecer, se hacía llamar Jepri, en horas del mediodía cambiaba su nombre a Horajti y por la noche se le conocía como Atum. 

Nun y el huevo gigante

El mito egipcio cuenta que antes de que el dios Ra llegara a la escena, en el mundo solo existía una extrema oscuridad, acompañada de una cantidad insuperable de agua circundante llamada Nun. A partir de Nun emergió un huevo muy grande y luminoso, desde del cual, nació Ra.

Él tenía tanto poder, que no tardó demasiado tiempo en crear todo lo que se conoce en la tierra, comenzando por el Sol, cuya figura creó diciendo “seré Khepri al amanecer, Ra al mediodía y Atum al atardecer”. Lo más importante para el dios Ra era preservar su nombre, por eso creó estos nombres para quien se dirigiera a él. 

Después de crear al sol, decidió crear otros dioses que se encargaran de otras cosas. Shu fue el encargado de los vientos. Tefnut era la diosa de la lluvia. Geb el dios de la tierra y Nut, la diosa del firmamento. 

Finalmente para la creación del río Nilo, Ra nombró a Hapi, y rápidamente se formó el caudal de agua que llegaría a todo Egipto, ayudando a fertilizar todos sus campos. Mientras tanto, Ra se encargó de hacer florecer todas las cosas.

Ra: El primer faraón de Egipto

Ra podía hacer lo que quisiera en su vida, de hecho, podía cambiarse de forma y convertirse en cualquier forma imaginable, así que decidió formarse como ser humano y fue así como asumió el poder de Egipto, convirtiéndose en el primer faraón de la región. 

Por muchos miles de años estuvo el dios Ra al frente del poder, pero se había dado cuenta que, al ser un ser humano, se hacía cada día más anciano, hasta que llegó un momento en el que los propios nativos egipcios no le obedecían ninguna de las reglas que él establecía, e incluso se burlaban de él por su estado senil. 

Harto de la situación, pidió consejos a los demás dioses y éstos le dijeron que utilizara a su hija Sekhmet para vengar el comportamiento de los humanos. De esa manera se sembró el caos y el terror sobre Egipto, pues la diosa Sekhmet derramó la sangre de muchas personas en Egipto. 

Agobiado por la situación, Ra decidió tener piedad de los humanos y engañó a su hija, vertiendo siete mil jarras de cerveza con ámbar en el río Nilo para teñirlo de rojo y así hacerle creer que era sangre de los egipcios que se habían burlado de su padre. 

Sekhmet al ver aquello, se llenó de júbilo y comenzó a beber de lo que creía era sangre, así que se embriagó tanto que ya no pudo matar a ningún hombre. Cuando llegó ante su padre, él había quedado tan satisfecho con la actuación de su hija que decidió cambiar su nombre a Bastet, diosa de la dulzura, el amor y la pasión. 

Antes de dejar Egipto, el dios Ra transfirió su poder, conocimiento y nombre secreto a la diosa Isis, hija de Geb y Nut; en medio de un accidente arreglado por la propia Isis para hacerse del poder.